domingo, 19 de octubre de 2008

Confiar en alguien


-No sé-prosiguió-si conoces la historia de cierto pueblecito costero de las Highlands que, durante la guerra, organizó una muralla de defensa en su puerto formada por veinte bombarderos que habían recibido la orden de atacar a todo navío que llegara. Aquel remoto lugar estaba situado en un valle rodeado de montañas y resultaba prácticamente inaccesible por tierra. Era un pueblo tan puñeteramente insignificante que al Almirantazgo se le olvidó enviar por cable la noticia de que la guerra había acabado. Así que durante años y años el pueblo permaneció incomunicado, atacando a todo barco que intentaba aproximarse...
-Muy bien...¿Y qué me quieres decir con eso?-le interrumpí, arrogante.
-Que tu guerra ha terminado, y va siendo hora de que retires las defensas.

Beatriz y los Cuerpos Celestes de Lucía Etxebarria.

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