El ánimo de quien ha estado preso
retorna siempre a prisión.
En la calle se cruza con jueces, fiscales y abogados
y los policías, aún sin reconocerlo,
lo miran más que a cualquier otro,
porque su paso no es sosegado, o bien
porque su paso es en extremo sosegado.
En su corazón habita, de por vida, un condenado.
El ánimo de quien ha estado preso de Joseba Sarrionandia.
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