A un lado está la selva de los tigres
al otro
las langostas
debajo te estremece
el foso más cruel
el de los cocodrilos
un montículo triste de palabras
nacidas a deshora
por encima te espera
y en el centro estás tú
-asómate
ésa eres-
detenida en la cámara implacable
la inmóvil
la que busca
-quién sabe si no en vano-
un manantial que brote entre sus muros.
A un lado está la selva de los tigres de Esperanza Ortega.
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